La denominación Tucumán, situada en el noroeste de Argentina, es una región vitivinícola emergente que está generando un creciente interés. Aunque Tucumán no es tan conocida como sus vecinas, como Mendoza o Salta, posee características únicas que la convierten en un terruño prometedor. Ubicada en las estribaciones de los Andes, esta región goza de un clima subtropical templado por la altitud, con días cálidos y noches frescas, ideales para el cultivo de la vid. Los viñedos generalmente se plantan a altitudes que varían entre 1.500 y 2.000 metros, lo que favorece una maduración lenta de las uvas y una notable intensidad aromática.

Los suelos de Tucumán, compuestos mayoritariamente de esqueleto rocoso y limos arenosos, otorgan a los vinos una mineralidad y frescura distintivas. Las variedades de uva más comúnmente cultivadas incluyen el Malbec, el Cabernet Sauvignon y el Tannat para los tintos, así como el Torrontés para los blancos, que se destacan por sus aromas florales y afrutados. La creciente popularidad de los vinos de Tucumán radica en su capacidad para ofrecer una expresión vibrante y equilibrada del terruño andino, atrayendo tanto a principiantes como a conocedores del mundo del vino.