Bulgaria, situada en el sureste de Europa, es una antigua tierra de viticultura, rica en tradiciones vinícolas que se remontan a la época de los tracios. El país se beneficia de un clima favorable y suelos variados que permiten la producción de vinos distintivos y de calidad. Bulgaria está dividida en cinco grandes regiones vitivinícolas: el Valle de Struma, el Valle de las Rosas, el Valle del Danubio, las Costas del Mar Negro y la Llanura de Tracia. Cada una de ellas ofrece características únicas gracias a sus microclimas y sus variedades autóctonas. Las cepas indígenas como el Mavrud, el Rubin y el Melnik se mezclan con variedades internacionales como el Cabernet Sauvignon y el Merlot para producir vinos de gran carácter. Desde los años 1990, Bulgaria ha experimentado un renacimiento vitivinícola, modernizando sus técnicas mientras preserva sus tradiciones. Esta combinación de técnicas modernas y conocimiento ancestral hace de los vinos búlgaros una elección imprescindible para los amantes del vino que buscan diversidad y originalidad. Ya sea que seas un novato o un coleccionista experimentado, explorar los vinos búlgaros enriquece inevitablemente toda buena bodega.