Opiniones de Viniou
El Tertre Daugay 1988 es un Saint-Émilion Grand Cru procedente de una de las denominaciones más prestigiosas de la orilla derecha de Burdeos. Elaborado principalmente a partir de Merlot, con adiciones de Cabernet Franc y, en menor medida, Cabernet Sauvignon, este vino expresa el carácter sofisticado de su terroir. El año 1988 en Bordeaux fue considerado clásico, con una vendimia que permitió la obtención de vinos equilibrados, taninos estructurados y una expresión aromática compleja tras largos años de guarda. Gracias al envejecimiento, este vino despliega notas evolucionadas de frutos negros confitados, ciruela seca, tabaco, cuero, notas terrosas y especias suaves, muy propias del Saint-Émilion maduro.
La región de Saint-Émilion, situada en la orilla derecha del río Dordogne, disfruta de un clima oceánico templado que favorece la maduración progresiva de la uva y aporta frescura al vino. Suelos ricos en arcilla y piedra caliza contribuyen al desarrollo de vinos elegantes y longevos, con una capacidad notable de envejecimiento. La historia vitivinícola de Saint-Émilion se remonta a la época romana, y hoy se reconoce como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por la belleza de sus viñedos y su herencia cultural.
Para acompañar el Tertre Daugay 1988, se recomienda escoger platos con carácter pero que respeten la delicadeza adquirida con el tiempo. Es ideal junto a un magret de pato con reducción de vino tinto, carrillera de ternera estofada, cordero asado o quesos de curación media como un comté o un Saint-Nectaire. Un plato tradicional de la región, como el entrecôte à la bordelaise, realzará maravillosamente este Grand Cru.
Para la degustación, conviene descorchar la botella con especial cuidado y decantarla suavemente unos 30 minutos antes de servir para eliminar posibles sedimentos y permitir que el vino se exprese plenamente. La temperatura óptima está entre 16 y 18°C, lo que permite apreciar todos sus matices aromáticos y gustativos. Disfrútalo en copa grande, con tiempo y calma, para saborear la elegancia de un Saint-Émilion Grand Cru maduro.
